Mis palabras
Por una muy querida amiga: Andrea Llamas.
Gracias por compartir esta vida con todos nosotros.
Hace mucho no escribia gran cosa, pero aqui hay algo, producto de mi ociosidad de la mañana, espero les guste
Tiene que ver con la utopía de dejar de estar en el mundo para entrar en mí. No podría aceptar como mía esta realidad que me ha sido impuesta, esa pasión que no comparto. Esos ojos que no quieren ver, que no quieren sentir.
A veces me pregunto si podría escribir aquellas cosas que no he vivido y no estoy segura de que pudiera. Escribo lo que conozco, de lo que sé, de lo que me imagino, de lo que siento y lo que sentí, de lo que me gustaría sentir. Escribo del hipotético que construyo con mis sueños. Mis palabras son el desfogue de mi psicopatología, de lo que quiero y no puedo ser. Es el manual de me funcionamiento, de mi tratamiento.
Con mis palabras acepto lo que soy y busco lo quiero. Me descoso por ser, por estar, destruyo los prejuicios, construyo sueños, hilvano esperanzas de papel, construyo castillos en el aire. Lo que escribo es la más frágil y sutil mentira que soy capaz de contarme, es una verdad que me desvivo por creer, por sentir. Quiero confiar en personajes inexistentes, ser una protagonista de novela, donde los finales no son otra cosa que lo quiero que sean, yo escribo los destinos.
Escribo porque es la única forma de tener el control. Escribo porque las palabras no se van, mientras que la vida se me escapa de las manos sin poder hacer nada por ella. Escribo, creo, porque ya no tengo remedio. Porque cuando lo hago destella en mi la poca lucidez que aún conservo. Y al escribir siento el toque de la bendita locura que me invade, me llena y me ayuda a sobrellevar esta vida que, a veces, no tiene un ápice de vida. Escribo porque así es como me doy cuenta que soy, que existo, que vivo, que anhelo, que puedo, que por un momento no pretendo nada, que no estoy obligada a nada.
Mis palabras a veces son afiladas como navajas, a veces son cálidas como un abrazo. Son un reflejo de mí, de cómo interpreto el mundo. Son una forma sutil de gritar, son un silencio escandaloso. Son al final de día un estilo de vida. Podrá sonar tonto, pero sin palabras no vivo, un mundo sin palabras es un mundo muerto. Yo sin ellas me siento sin vida. Insisto, yo no escribo para que me lean, escribo para completarme, para poder… ser.
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