Silencios

Hay días en los que me duele tu ausencia.
Días perfectos como hoy
en que necesito ese consuelo bendito de tus labios
y extraño tus susurros en nuestro silencio.

Existen momentos
en que la angustia es más grande que la distancia,
en que el amor se cansa a través de los kilometros
y en que tu mirada se pierde entre la niebla de la ciudad frente a ti.

Hay dolores tan insoportables
que te levantan a las 3 de la mañana
para montar bicicletas
o para escribir notas médicas de personas desaparecidas.

Se presentan en las noches que te extraño,
que no son pocas,
luces que me aturden y me seducen,
que me rodean y me ahogan,
que me provocan y que me dejan sin uñas.

Hay días, noches, eternidades en que tu lado de la cama sigue vacío
y en que la luna no se aturde con tu resplandor de media noche,
en que mis manos están vacías y mis sueños no los comparto
ni contigo, ni con el olvido, ni con el silencio.

Padecen en mis cuerdas tantos proyectos que esperan mojados
listos para construirse, listos para empezar, listos para dejarse llevar:
sólo cuando cruces esa puerta.

Y con todo el dolor que me cargo me doy cuenta
que hay eternidades en las que me duele tu ausencia,
cuando no puedo estar contigo.


Comentarios