De arrepentidos es el infierno en la Tierra
Después de muchas vueltas, logro percibir un esbozo de como soy.
Es como si corriera tan rápido que alcanzara a ver como me comportaba en el pasado, como el perro que juega con su cola y apenas logra atraparla.
Este ejercicio me enseñó sobre disciplina, prudencia, humildad e independencia. Aunque también sobre el arrepentimiento en mi naturaleza.
Mi vida transcurre entre interminables ciclos de arrepentimiento. Ciclos que empiezan con una acción, una memoria o una omisión y se extienden como raíz al rededor de mi alma, día con día, hora con hora, cada vez más fuerte y cada vez amargándome más.
Me arrepiento de todo lo que dije, de lo que eché a perder, de ser imprudente, de tirar el queso con hongos, de haber dejado que al queso le salieran hongos, de ser ahorrativo, de despilfarrar, de comer de más, de comer de menos, de perder amigos, de buscarlos en donde no se debe, de pegar y correr, de no correr y engordar, de dudar y no conseguir, de no ir a España, de no haberme quedado en México, de no ir a Canadá, de no decir suficientes "te amo" en el día, de no hacer huevo con jamón, del colesterol, de la grasa, de la buena comida, de que se me pegara el arroz, de no haber aprendido a cocinar antes, de no cocinar como los demás, de no saber, de saber demasiado, de no ser humilde, de no presumir, de no trabajar y de no tirar la basura, de no barrer, de emborracharme y ser la burla de los demás, de mentir y de ser expuesto....me arrepiento y me arrepiento...y también me arrepiento de eso.
Tal vez fue por como crecí o por siempre querer complacer a los demás. Y no digo que haya crecido mal o que no me guste como soy, pero hay un indudable camino que ha guiado mi mano y mis sentimientos hacia donde estoy hoy y que me genera todo ese arrepentimiento que me atormenta
Escribo no para redimirme sino para arrancar todas las raíces muertas, tenderlas al sol, fundirlas y volverlas a poner en un huequito del corazón.
Escribo no porque sepa que tengo perdón sino porque quiero transformar mi infierno en un calor que me proteja en el invierno y que sirva para hacer fértil la tierra en dónde quiero que mis semillas crezcan.
Es como si corriera tan rápido que alcanzara a ver como me comportaba en el pasado, como el perro que juega con su cola y apenas logra atraparla.
Este ejercicio me enseñó sobre disciplina, prudencia, humildad e independencia. Aunque también sobre el arrepentimiento en mi naturaleza.
Mi vida transcurre entre interminables ciclos de arrepentimiento. Ciclos que empiezan con una acción, una memoria o una omisión y se extienden como raíz al rededor de mi alma, día con día, hora con hora, cada vez más fuerte y cada vez amargándome más.
Me arrepiento de todo lo que dije, de lo que eché a perder, de ser imprudente, de tirar el queso con hongos, de haber dejado que al queso le salieran hongos, de ser ahorrativo, de despilfarrar, de comer de más, de comer de menos, de perder amigos, de buscarlos en donde no se debe, de pegar y correr, de no correr y engordar, de dudar y no conseguir, de no ir a España, de no haberme quedado en México, de no ir a Canadá, de no decir suficientes "te amo" en el día, de no hacer huevo con jamón, del colesterol, de la grasa, de la buena comida, de que se me pegara el arroz, de no haber aprendido a cocinar antes, de no cocinar como los demás, de no saber, de saber demasiado, de no ser humilde, de no presumir, de no trabajar y de no tirar la basura, de no barrer, de emborracharme y ser la burla de los demás, de mentir y de ser expuesto....me arrepiento y me arrepiento...y también me arrepiento de eso.
Tal vez fue por como crecí o por siempre querer complacer a los demás. Y no digo que haya crecido mal o que no me guste como soy, pero hay un indudable camino que ha guiado mi mano y mis sentimientos hacia donde estoy hoy y que me genera todo ese arrepentimiento que me atormenta
Escribo no para redimirme sino para arrancar todas las raíces muertas, tenderlas al sol, fundirlas y volverlas a poner en un huequito del corazón.
Escribo no porque sepa que tengo perdón sino porque quiero transformar mi infierno en un calor que me proteja en el invierno y que sirva para hacer fértil la tierra en dónde quiero que mis semillas crezcan.
Comentarios
Publicar un comentario