Entradas

Una tragedia

Imagen

Punto de Precipitación

Tengo el alma ahogada en versos de amor para ti. Versos que se asoman en cada caricia y en cada café por la mañana. Esos versos me tienen hinchado, como nube de lluvia, como expectativa; y escurridizos como son, se escapan y se precipitan y te empapan. Mis versos se atreven, a veces de a poquito, a veces como tormenta, y se extienden a tocarte cuando las manos me tiemblan o cuando la voz se me quiebra por el estado del clima. A veces, se atreven cuando pausas, cuando tu silencio, como el agua, es tan delicado y tan precioso que pudiera tenerse de adorno en la vitrina; y mis versos, ansiosos y necios, me inundan, y se derraman y rompen, estruendosos, tu precioso silencio, tu mirada y tus versos.

Carl Sagan and Death

I would love to believe that when I die I will live again, that some thinking, feeling, remembering part of me will continue. But as much as I want to believe that, and despite the ancient and worldwide cultural traditions that assert an afterlife, I know of nothing to suggest that it is more than wishful thinking. I want to grow really old with my wife, Annie, whom I dearly love. I want to see my younger children grow up and to play a role in their character and intellectual development. I want to meet still unconceived grandchildren. There are scientific problems whose outcomes I long to witness—such as the exploration of many of the worlds in our Solar System and the search for life elsewhere. I want to learn how major trends in human history, both hopeful and worrisome, work themselves out: the dangers and promise of our technology, say; the emancipation of women; the growing political, economic, and technological ascendancy of China; interstellar flight. If there were life after

Un monstruo como nosotros

Ayer soñaste con un monstruo. Yo, soñé que mi padre moría Y de eso ya hace un año. Mi madre lo llamó premonición, yo, una suma de remordimientos y de abrazos a larga distancia. Me pregunté todo el día  sobre la forma que tuviera tu monstruo, si era parecido a alguno de mi colección, si tenía forma humana o abstracta, si era tierno como un gato o peligroso como un tigre. También me pareció curioso que tú fueras la que tuvo la pesadilla, siendo que fui yo el del insomnio. Ese que se apaciguó en la oscuridad de la noche, cuando me arrulló tu respiración y me arropó tu abrazo tierno y cálido. Antes de despedirnos, no te pregunte más sobre el sueño; tal vez por el tiempo o tal vez por la prisa. O tal vez fue por el miedo a que cuando me lo contaras, que aquello no tuviera mi cara, no tuviera mi cuerpo y no te asustara ni te quitara el sueño. 

La Cámara Oscura

Empezó en enero, me acuerdo que lo escuché por primera vez en la escuela, y al parecer todo el país se enteró al mismo tiempo, porque la conmoción se esparció como pólvora...bueno, no, más bien como un virus, porque había algo de perverso en ello; y es que en menos de 2 días ya había expertos sobre el tema en cada casa y en cada canal de los telediarios, siendo que aún no había información oficial. Se hablaba que era un evento masivo, que era una explosión en la conciencia y un calor que hacía eco en el pecho de todos los testigos. Nadie lograba explicar qué era y de qué iba, pero con tanto ruido alrededor -y cierto miedo- no sabíamos si era una conspiración del gobierno o una campaña de publicidad. La teoría de Lalo, mi primo, era que la gente que la había logrado ver simplemente no era capaz de expresar algo así de abstracto. Él decía que era como querer definir el amor solo con números. Francisco Gutiérrez, un amigo, me contó que hubo una proyección para alrededor de 100 personas en

El Impostor

Ayer vi a un hombre que no reconocí. Era un hombre que bajo el mismo gesto familiar traía debajo un aura diferente, triste, desolada, pérdida. Él, cómo otras veces me dijo palabras de aliento, de cariño y me abrazó. Yo al verlo a los ojos, recordé mi niñez; recordé los juegos con almohadas, las desmañadas por la escuela, la canasta improvisada de basquet en el patio y los innumerables balones de fútbol ponchados. También me acordé de cuando se fue de la casa, de cuando nos mudamos por enésima vez y él no se apareció, de cuando  en los domingos de padres divorciados nos llevaba al cine y se dormía, y le regalaba a mi hermana peluches, y a mi madre vestidos y a mi billetes. Después de tantos años, jamás pensé que lo vería a la cara y  me quedaría pensando si era la misma persona que me decía que todo iba a estar bien en los tiempos de vacas flacas. Este extraño, igual de extraño que mi reacción,  es el mismo que  regresó y se disculpó, el que volvió e iluminó

El Jardín

Desperté caminando cargando una carretilla llena de piedras en un día soleado de Abril, tú ya llevabas tiempo trabajando y yo, como siempre, me tarde por ponerme bloqueador y por mi necedad de cambiarme los calcetines 3 veces al día. Tu mamá cocinaba con gusto y con dolor de su rodilla izquierda, recelando el poder cargar costales y bailar la vida misma. Tu papá me ofrecía cerveza, le acepte aún sabiendo que aún no había sudado ni una gota y que apenas se asoleaba mi cabello enmarañado de la almohada. Trabajamos todo el día arreglando el jardín que soñaste, el que te haría amar más la casa en la que vivimos, el que te haría acoger todo lo que vivimos. Esquivamos piedras y raíces duras de los inviernos pasados, las mismas que nacieron de las manos pasadas a nosotros, las que enterraron basura y las que convirtieron un perfecto campo de lirios en un perfecto desierto. Tapamos los desperfectos con telas oscuras y tierra nueva como queriendo olvidarlos, como queriendo crear una mentira,

Vacío

Todo se siente así; drenado de todo placer, drenado de todo vicio. Inerte. Estático. Explícito. La maquinaria funciona, está aceitada y bien engranada, los sentimientos entran y salen, pero se pierden en el aire, como vaho en las mañanas frías, como infancia diluida en reportes de productividad. Todo molesta, todo apesta, todo presiona, y nada es suficiente, ni tú misma, ni yo mismo, ni el amor mismo. Fuimos hechos para amar y también para vivir, pero jamás para pasar los domingos juntos, yo duermiendo en tus sueños y tú, despertando mis ilusiones. Soy el error de tu juventud, soy el chicharo bajo tu colchón, soy la rama rota en el árbol de la vida. Soy tus ojos tristes en mañanas enamoradas, eres mi reflejo insatisfecho de las lunas llenas. Soy la alarma que no se apaga, eres la perserverancia que no olvida. Somos ladrones de la alegría del otro, somos, pero tal vez, ya éramos y seguimos y seguimos, hasta dejar el alma rota, hasta desgarrarnos el o

[Son/Somos] Dos

Imagen
Y tibio el [verano/veneno] y húmeda la [brisa/herida] del recuerdo de las tardes junto a ti, [rezo/saboreo] tus ojos nublados, [comiendo/rogando] al olvido, [mojándome/devorarme] vivo. Me ataca la [consciencia/paciencia], me [hierve/corroe] la piel y [descargo/disparo] mi pecho en tu oído: hablando sobre [incendios/inviernos] tardíos, [fogatas/guantes] bajo techo, besos y alguno que otro [capricho/olvido]. Y digo y digo, y escuchas y escuchas. Y lloro y lloro, y secas y secas. Y te reclamo respuestas, y te miro a los ojos y solo me [reflejas/preguntas]. Mostrándome mis vestigios y mis precipicios, mis vicios y mis errores. Mostrándome el brillo en el rincón de mi ojo [izquierdo/derecho]. El final del verano es solo es otra de mis melancolias. Es otra taza de té desperdiciada, que bajo la lluvia, [diluye/destroza] mis años y mi conciencia. *Escuchar con [ We Are The Grand - Dos ft. Francisca Valenzuela / Bomba Estéreo - Somos Dos ]

.:Lapsus Mentalis:.

(Publicada originalmente el 31 de agosto de 2009) Recuérdame cuando te sientas sola. Recuérdame  cuando estés enamorada. Recuérdame  en cada uno de tus pasos, pues tú estás en cada uno de los mios. Recuérdame  por qué tengo que vivir, pues cada mañana se me tiñe de gris. Recuerda que si muero hoy, tal vez tú mañana. Recuerdos que viven en tu closet, y besos que no salen de tu pensamiento. Recuerda los días de infancia, la piel de caramelo, que a cada rato nos comiamos sin esperar regaño alguno. Recuerdos que llevo marcados en mis cabellos y cicatrices de tu perfume bajo mi piel. Recuérdame que la leche va a caducar. Recuerda las circunstancias. Recuerdo las caricias. Recordemos los atardeceres. Recordáte el tiempo en tus pupilas. Recuérdame en los recuerdos del ayer, pues tal vez mañana, yo, ya no los pueda recordar.

1000 Ghosts

And they come back. You look to the sky. It’s cloudy. They come back. You walk. You get away. It rains. You cover. You run. You get drenched. You take a cab. The driver talks. You hush. You get home. Cold. Bathroom. Heat. Steam. Towel. Your room. Sweat pants. Tee. Tea. TV. You forget. They come back. She calls. You wake up. Meet at the pub. You get dressed. You drive. You search for her. She finds you. Noise. Drinks. Laughs. More drinks. Night. More drinks. Kiss. More drinks. You pay. You drive. Her room. Lights out. You undress her. She undresses you. They come back. Kiss. Hair. Heat. Perfume. Sweat. You want more. They come back. She demands. She moans. They come back. You can’t. She gives up. Shame. They come back. You get dressed. You leave. 12 am. Still rains. You drive. You hush. Home. Cold. Sheets. They come back. You forget. Alarm. Shower. Clothes. Coffee. You drive. Work. Lunch. Work. Your mom calls. Another death. Your boss gets angry